miércoles, 27 de junio de 2007

“La pobreza: ¿mito o encanto en el Chocó?”


Por: Leonidas Valencia

El ser humano como elemento transformador de mundo, tiene una tarea que cumplir en pro de su existencia tanto individual como grupal. De esta manera enfrenta cargas de tipo social, cultural, político y religioso. En todas estas dinámicas y concepciones culturales en los diferentes estadios, pueblos o naciones, el hombre ha tenido que lidiar con situaciones adversas a las ideales. Sea por causas naturales impredecibles e incontrolables como los desastres de la furia de la naturaleza (terremotos, inundaciones, pestes o pandemias, etc.), u otras condicionadas o inducidas por el sometimiento de unos a otros a través de diversas prácticas que van en contra de un principio fundamental como es la libertad del ser humano o libre albedrío, (guerras, bloqueos, monopolización, desplazamientos, saqueos indiscriminados, concentración de riquezas de unos pocos entre muchos otros). De estos avatares se obtiene el empobrecimiento moral y económico. En general cualquier pueblo que sea sometido bajo estas prescripciones brillará por su alto grado de pobreza que es la madre de la descompensación social de una sociedad desequilibrada y vulnerable.

Existe una cantidad de elementos que caracterizan a dicho desequilibrio como son: baja producción intelectual, alta rotación de enfermedades, necesidades básicas insatisfechas de alto grado, decisiones políticas recurrentes, prácticas antidesarrollistas e impopulares. El Departamento del Chocó está inmerso en este cuadro de pobreza e “involución”. La planeación se convirtió en un mito o aspecto básico del proceso administrativo vedado, originándose un caos paulatino gobierno tras gobierno hasta el punto que hoy su detonación se resume en intervenciones, liquidaciones de instituciones quedando el camino expedito para la desmembración o desaparición como ente territorial; conjurando con nuestras acciones la “pobreza económico intelectual” al producir sólo desastres conscientes en nosotros mismos.

Cualquier pueblo, comunidad o grupo humano avanza cuando a través de una planificación aterrizada sacamos provechos útiles para el colectivo de nuestras fortalezas, ya sean de tipo geográfico, económico, social, político, cooperativo o comunitario bien canalizados. La superación de este flagelo mezquino (individualista) permite el desarrollo a través del trabajo en equipo y a falta de esta práctica ha afectado obstenciblemente avances positivos y catapultado la pobreza en el Chocó.

El departamento carece de una intervención positiva del Estado con diseño de políticas del gobierno central y territorial. La repartición de subsidios mitiga hoy en mínima escala el problema y no soluciona de manera sostenible; de hecho, prolongada el analfabetismo o bajo nivel educativo.

No ha existido una política en materia agrícola especial, ya que nuestras tierras son poco fértiles, bajas y están en riesgo permanente por las inundaciones El gobierno concede permiso de explotación a foráneos conjurándose como desde sus inicios el saqueo y repitiéndose esa economía de enclave y de exterminio como en el ámbito comercial, jamás pretendiéndose una ‘Economía propositiva” que genere valor agregado, inversión y redistribución interna de capital.

Por estos y otros factores se afectan los elementos básicos de cualquier pueblo: salud, educación, libertad de pensamiento y con ello sus reivindicaciones para ser considerados pobres y menos que eso (indigentes e indignos), que por cierto, concluye en la invisibilización del grupo con una caracterización de una sociedad señalada por sus vicios antisociales.

Tipificar la pobreza de un pueblo es sinónimo de caracterizar puntualmente las causas u orígenes y probables soluciones a su problemática en particular.

El pueblo chocoano debe planificar un modelo de desarrollo real pertinente y consecuente explotando estratégicamente el potencial de sus gentes para la solución de sus necesidades básicas. El colectivo debe ser realmente favorecido a través de políticas gubernamentales con el concurso de sus protagonistas, es decir, un desarrollo pensado y propiciado por chocoanos con el apalancamiento de experiencias exitosas en otras regiones con similares características. Dichas soluciones pueden ser de tipo geopolítico, administrativo, económico social con proyección a posicionarse como ente territorial o sector productivos y eficiente a nivel nacional e internacional.

El fomento, divulgación y apropiación de valores morales, culturales y éticos sirven de etiqueta en el proceso de restauración del tejido social, como constructores de identidad. En este sentido, estos elementos promueven el desarrollo del sentido de pertenencia que desemboca en el querer proponer y ejecutar en pro del colectivo para su sana convivencia.

Es necesario desarrollar un modelo claro de participación comunitaria a través de proyectos consultados y socializados con las comunidades y a partir de allí, subsanar y erradicar las prácticas malsanas que nos aquejan como la corrupción administrativa, los ataques a la población vulnerable y la desatención en materia educativa; dichos problemas se deben resolver por medio de la investigación y recuperación de la credibilidad a través de programas de liderazgo.

En general, debemos desarrollar una política gruesa de desarrollo integral y armónico, en donde quepamos todos de manera activa y propositiva, lográndose la visibilización de nuestro pueblo. Actualmente somos tildados de corruptos; esta imagen es generalizada y parte de una “REALIDAD FALSAMENTE CONSTRUIDA”, que se la inyectan a un pueblo incauto y despistado con manipulaciones instrumentales con núcleo claro de carácter sofista.

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