sábado, 30 de junio de 2007

Análisis social y musical del tamborito chocoano


Por: Leonidas Valencia

Hablar de Tamborito, es enaltecer una de las manifestaciones culturales mas importantes de la Costa Pacífica Chocoana, especialmente de los municipios de Nuquí, Bahía solano (Ciudad Mutis) y Jurado, ubicados en la región centro norte del Pacífico Colombiano.- Es de suma importancia conocer que los tres grandes Ríos del Departamento del Chocó, son el Atrato, el San Juan y el Baudó, este último, con proximidad territorial a la costa Pacífica Chocoana, (Nuquí). Los negros del Baudó son comerciantes TAGUA. Anteriormente, para venderla o intercambiarla atravesaban la cordillera o Serranía del Baudó y su lugar de parada o receso era en el poblado de Nuquí (Costa Pacífica Chocoana). En sus descansos y conchabanzas bailaban y exactamente en el primer puerto de la Costa Pacífica Chocoana, que se conoce hasta hoy día con el nombre de ARUSI, corregimiento del municipio de Nuquí, ubicado en Cabo corriente, bailaban.Entonces tenemos dos estadios de bailes en las playas del poblado de Nuqui y en las playas de Arusí (dos movimientos en el desplazamiento).

Luego continuaban el viaje hasta el poblado costero de CURICHE, en el municipio de Jurado, en donde existe un gran campamento con gran actividad comercial y manejo de dinero, capital ó plata, y es aquí en este lugar donde comercializaban o vendían el producto en mención la TAGUA.

Ese TAMBORITO, bailado en el poblado de Nuquí, y en el corregimiento de Arusí hoy es bailado, recreado y apropiado en el campamento ó caserío de Curiche. De esta manera es como se expande el Tamborito, por la Costa Pacífica Chocoana, y se cree que nació, en Curiche, ya que el poblado con mayor actividad comercial es en ese entonces CURICHE y éste por su proximidad geográfica con Panamá, vecindad o la actividad de intercambio comercial también se intercambiaban elementos culturales como la música y el baile de Tamborito.

Panamá, luego de su independencia de Colombia en (1903), y ya apropiado de esta danza y música la erige como danza folklórica nacional al igual que la TIPICA O MEJORANA, Entiéndase que el Tamborito nace en la Costa Pacífica Chocoana, y se extiende hasta el vecino País de Panamá, a través de un proceso de movilización del mismo por el afecto de intercambio ó trueque de la mercancía TAGUA y TATATÁ.

En la Costa Pacífica Chocoana, contamos con tres Modalidades de Tamborito, Tamborito de Juradó, Tamborito de Bahía solano y Tamborito de Nuquí, que en su esencia es una DANZA DE ENAMORAMIENTO, muy cadenciosa es pie plano (No se levanta el pie), se baila en la playa y sus movimientos son laterales no circulares en donde apremia la serenidad y coqueteo en la expresión facial.

El TAMBORITO, como género musical es un aire con una estructura persuasiva definida soportada en una célula AFROBANTÚ, conocida Como Cinquillo, que consta de cinco notas dispuestas irregularmente ó trastocadas según la marca métrica regular en donde se acentúa la primera y la quinta nota. Con esto ocurre en el primer compás de la frase y en el segundo compás una marca acentuada en el segundo y cuarto tiempo, ósea, con un trastoque regular ó contratiempo, en el formato autentico, formado por dos cununos o cunos (hembra y macho) claves ó palmas y un pequeño tambor o mini tambora, predomina lo vocal, en este formato en donde participan las cantaoras y cantores de manera antisonal ó responsorial, (antecedente y consecuente). En el formato de Chirimía, hoy día, el redoblante afecta con una pequeña disgresión ó variación; si se me permite el término, en el segundo compás, ejecutando con acentuación en la primera y séptima corchea y los platillos de choque ejercen constantemente la fórmula a contratiempo acentuando segundo y cuarto tiempo del compás.

La forma del Tamborito es binaria, en el primer periodo ó bloque desarrolla estrofas de cuatro versos que puede repetirse y esa repetición puede contener algún tipo de alteración melódica y rítmica de la melodía, más no su extensión y el segundo bloque siempre comprende pregón y coro (Antífona) y se repite su forma (A, A, BA) (A,A,A, BA)

El Tamborito presenta en sus frases sincopas regulares (Melodía y rasgos acentúales singulares y monótonas) ó repetitivos, en su persuasión, la virtuosidad en la calidad interpretativa del régimen melódico lo hace rico y esplendoroso hoy día se componen muchos TAMBORITOS que son grabados y comercializados donde sus temáticas ó mensajes son dedicados a la sexualidad, persuasión, responsabilidad de parejas, a la familia, a objetos de trabajo en general, a la cotidianidad del entorno del Afro Colombiano del Pacífico.

El Tamborito tiene un embrujó, en nuestro folklore, es participativo, en donde el pueblo corea y ocupa un lugar importante en nuestras músicas tradicionales del Pacifico Chocoano.

Como ejemplo podemos escuchar: Tumba Hombre, El Totumito, Por cuanto me lo das, entre otros.

Foto: Fredyhv

viernes, 29 de junio de 2007

Análisis socio cultural del porro chocoano

Por: Leonidas Valencia

Las músicas, géneros o aires musicales del Pacífico, Norte (Chocó – Antioquia), en términos generales son producto de un cruce cultural, (indo africano), que se produce de manera inducida en el proceso de conquista y colonia de los centros europeos al mundo, produciéndose estas nuevas músicas (Sub músicas). Estas músicas son híbridas, mestizas, zambas; en ellas vemos el cruce ó proceso de inter-influenciación musical, creándose y erigiéndose como elementos identitarios de regiones, países ó naciones y proclamándose como manifestaciones artístico culturales. Dichas manifestaciones, propias ó autóctona, sirven de lindero en la democracia de nuestros pueblos.

Hablar de Porro Chocoano genero musical colombiano, implica hablar del caribe colombiano, que representa una multietnicidad diversificada, que en sus orígenes observamos raíces europeas, africanas y aborígenes que en sus dinámicas antroposociales combinaron ó mezclaron razas, historias y costumbres. De esta operación surgen sus músicas tal como la cumbia con un formato básico inicial llamado conjunto de gaitas. Este conjunto está compuesto por la caña de millo (instrumento aerófono aportado por los aborígenes), los tambores (instrumento afro) y un maracón (instrumento de sacudimiento). En el conjunto de gaita se presentan melodías con una interpretación lineal, donde claramente se deja ver una notoria tendencia europeizante (verso, forma). Al observar este cruce triétnico y el alto sentido socio cultural, la cumbia se erige como la expresión autóctona folklórica mas representativa de la cultura musical colombiana, la cumbia es música y es danza, así, pues, que estos aportes podemos demarcarlos de la siguiente manera.

La influencia africana en la RITMICA, la europea en (las danzas, letras y vestimentas) y la aborigen ó indio americana en la (Melodía y la danza) o baile.

Etimológicamente, CUMBIA, proviene de la raíz, ¡“Cumbe!” un baile afro de la guinea oriental española zona Batá, del África septentrional, y como baile nace en la costa atlántica colombiana en el siglo XVIII a raíz de la incorporación esclavista en las actividades mineras, agrícolas y fluviales en las islas occidentales. La cumbia como matriz musical, primaria engendra otros géneros musicales entre ellos el porro, bullerengue, chandé, merengue, mapalé, fandango, paseo, la gaita, el abozao, entre otros.

El Porro chocoano como realidad inicial aparece en el Departamento de Bolívar (sabana bolivarense), hoy también, Córdoba, Sucre y fue en Mompox donde aparece la primera banda musical de viento idónea para la participación del porro y el mapalé, absorbiendo las melodías y el ritmo de los conjuntos de gaita ya con armonías propias y siendo estas tonales a diferencias de lo modal, de las gaitas). Las músicas tienen sus propias dinámicas y por consiguiente se expanden a sus vecinos territoriales ya sea por la cercanía o por las relaciones comerciales que crean lazos socioculturales, de intercambio y apropiación de elementos de una u otra cultura (Ínterinfluenciación de las músicas, es como el Río Atrato desemboca en el atlántico, y los bolivarenses son nuestros vecinos con quienes desarrollamos fuertes lazos y conexiones de tipo económico, cultural, social, académico, entre otros; en donde todas estas músicas llegaban con los barcos y comerciantes, comienza el porro ha asentarse en la parte baja del Río Atrato, (de la desembocadura hasta Ríosucio – Acandí). Cuando estas manifestaciones y el desarrollo de las mismas está basado en la oralidad, (Imitación, reproducción, copia), corre el riesgo muy seguramente de ser variado o alterado: lo que ocurre en efecto con el porro.

El formato utilizado en el Atrato está reducido a un clarinete, una tambora, un redoblante, y platillos o tapas de tanque, observa que no existe aquí una participación aborigen (Afro europeo). Este es un primer elemento a considerar ya que va hacer afro rítmico, y euromelódico, en donde va a sufrir cambios importantes en la construcción y apropiación de lo que hoy denominamos ¡“PORRO CHOCOANO!”.

Otro elemento a considerar, sobre el porro en mención es la riqueza de sus letras (influencia Europea), es motivo de escucha, un nuevo uso en el Chocó, de este tipo de músicas y otro elemento de apreciación, es que el porro chocoano, lo podemos llamar SENTAO Ó MODERADO, como una de las formas de la Costa Atlántica, ya que la forma del PALITIAO no se usa como creación, más, sí se reproduce o se interpreta con el formato musical Chirimía.

El Porro Chocoano, es un aire musical netamente cadencioso, reposado ó pausado, con frases largas en su melodía de cuatro compases, bien métrico con una base ritmo percusiva binaria, clara y simple en sus acentuaciones que en el redoblante en una frase de dos compases, en el primer compás (C) (4/4) con 7 corcheas acentúa fuerte la primera del primer tiempo y la primera del cuarto tiempo y en el siguiente compás solo se acentúa la primera del tercer tiempo y la primera del cuarto tiempo; la tambora con una marca simple y constante, marca fuerte el primer tiempo y el cuarto tiempo y en el segundo compás ejecuta apagándolo sutilmente y los platillos, con una seguidilla de amarre regular a contratiempo marcando o tocando normalmente, el segundo y cuarto tiempo del compás, el clarinete ó melodeador, en la mayoría de los Porros Chocoanos, toca fugas con desplazamientos ó movimientos cortos, entre segundas, terceras, quintas y estas melodías son de carácter descendente, en la fluctuación de las notas, el Porro Chocoano en su cadencia es generalmente auténtica (I - V) aunque algunas presentan cadencia plagal (I — IV - V), la forma musical del porro chocoano se representa así, (AB) en algunos casos se presentan algunas variaciones menores y se representa AA ‘BB’- A, pocas veces presentan coros, son bloques estructurados por el solista en donde se muestra el carácter europeo del Porro y en la rítmica de la tambora y redoblante la fuerza africana ó aporte afro; sustentado rítmicamente en el cinquillo Bantú (división binaria).

Las temáticas son sencillas y variadas. Se le canta a la tierra, a un suceso cotidiano a las profesiones entre otros, Ejemplo: el Porro Chocoano: Choco tierra mía, Se va Neptolio, los Chocólogos, etc.


jueves, 28 de junio de 2007

Padre Isaac y los músicos de Quibdó

Por: Ana María Arango

Procedentes de Barcelona, los Claretianos llegaron a Quibdó en 1909. Cinco miembros de esta congregación se embarcaron por el río Atrato y al llegar a puerto iniciaron una arriesgada labor misionera con las comunidades negras e indígenas de los bravos montes y riberas.

La llegada de los claretianos significó el comienzo de una nueva etapa de educación para la población y la música fue una de las principales herramientas de adoctrinamiento. La iglesia vio en la música una herramienta fundamental para la divulgación de la fe católica.

En 1935 llegó a Quibdó Isaac Rodríguez, sacerdote español nacido en León. Con la llegada de Rodríguez la educación musical se convirtió en un eje fundamental del proceso evangelizador de la Diócesis de Quibdó. En 1948 este sacerdote formó un coro de hombres y luego la escuela parroquial de música.

El coro y la sistematización y estructuración de la escuela de música a cargo del Padre Isaac Rodríguez hicieron que la doctrina musical de Quibdó se personificara en él, a tal punto que todavía después de más de veinte años de muerto los pobladores del municipio siguen considerando al sacerdote como el máximo estandarte de la educación musical chocoana. Las crónicas de sus alumnos más cercanos dejan ver fuertes sentimientos frente a él. Se le venera como un “padre” y como un “santo” a pesar de sus incontables castigos y prohibiciones en el proceso de enseñanza.

El discurso eclesiástico en el Chocó asume la música como un don especial de la gente negra chocoana, un diamante en bruto que se debe pulir mediante los valores tanto éticos como estéticos de la fe católica.

Los discípulos de la escuela del Padre Isaac consideran que ésta era realmente una sede de la “Escuela Española”. Los conocimientos que se impartían en ella eran los contenidos en los manuales del Conservatorio de Madrid y eran los que el padre consideraba “verdadera música”.

El método del Conservatorio de Madrid fue el utilizado en la escuela de la Catedral para aprender solfeo e interpretación. Las estrategias pedagógicas del padre Isaac son definidas por sus alumnos como “rigurosas” y “ortodoxas”. Y por esto mismo, la escuela se convirtió en un espacio para pocos privilegiados. Su método fue un filtro que permitió sólo a unos pocos acceder un mundo espiritual, letrado, culto y -sobre todo- “europeo”.

Este tipo de escuela musical no es exclusiva de Quibdó. Todos los centros coloniales en los cinco continentes y en los cuales se implementaron la religión católica y protestante, tienen una historia musical muy similar: priorización de unos valores éticos y estéticos europeos, exclusión o “satanización” de las expresiones propias, implementación de nuevos instrumentos y nuevos repertorios, colonización de unos espacios mediante el uso de ellos con la música y legitimación de unos métodos y estrategias pedagógicas sobre otras dentro de la institucionalización de un canon que “se lee y se escribe”.

Paradójicamente quienes pasaron por esta escuela son ahora máximos exponentes de la música popular. La necesidad de expresión de su ritmo, su corporalidad y su histrionismo, fue más fuerte que las prohibiciones y advertencias del cura. Por eso, los chocoanos aprovecharon lo aprendido en esta “escuela europea” para ser mucho más flexibles, virtuosos musicalmente. Como dicen por ahí… nadie sabe para quien trabaja.

Los alumnos del padre Isaac son actualmente músicos reconocidos no solamente en el Chocó sino en el panorama de la música popular colombiana: Neivo de Jesús Moreno(director de Golpe de Amporá), Octavio Panesso (director del grupo Saboreo), Leonidas Valencia (director de la Contundencia), Cecilio Lozano (director del Negro y su Élite), Alexis Lozano (director del grupo Guayacán), Jairo Varela (director del Grupo Niche), Cesar Córdoba (profesor de Batuta y Mama U), Heriberto Valencia (profesor y director Coral de la UTCH), Cesar Murillo (profesor del Colegio Carrasquilla), entre muchos otros.

miércoles, 27 de junio de 2007

“La pobreza: ¿mito o encanto en el Chocó?”


Por: Leonidas Valencia

El ser humano como elemento transformador de mundo, tiene una tarea que cumplir en pro de su existencia tanto individual como grupal. De esta manera enfrenta cargas de tipo social, cultural, político y religioso. En todas estas dinámicas y concepciones culturales en los diferentes estadios, pueblos o naciones, el hombre ha tenido que lidiar con situaciones adversas a las ideales. Sea por causas naturales impredecibles e incontrolables como los desastres de la furia de la naturaleza (terremotos, inundaciones, pestes o pandemias, etc.), u otras condicionadas o inducidas por el sometimiento de unos a otros a través de diversas prácticas que van en contra de un principio fundamental como es la libertad del ser humano o libre albedrío, (guerras, bloqueos, monopolización, desplazamientos, saqueos indiscriminados, concentración de riquezas de unos pocos entre muchos otros). De estos avatares se obtiene el empobrecimiento moral y económico. En general cualquier pueblo que sea sometido bajo estas prescripciones brillará por su alto grado de pobreza que es la madre de la descompensación social de una sociedad desequilibrada y vulnerable.

Existe una cantidad de elementos que caracterizan a dicho desequilibrio como son: baja producción intelectual, alta rotación de enfermedades, necesidades básicas insatisfechas de alto grado, decisiones políticas recurrentes, prácticas antidesarrollistas e impopulares. El Departamento del Chocó está inmerso en este cuadro de pobreza e “involución”. La planeación se convirtió en un mito o aspecto básico del proceso administrativo vedado, originándose un caos paulatino gobierno tras gobierno hasta el punto que hoy su detonación se resume en intervenciones, liquidaciones de instituciones quedando el camino expedito para la desmembración o desaparición como ente territorial; conjurando con nuestras acciones la “pobreza económico intelectual” al producir sólo desastres conscientes en nosotros mismos.

Cualquier pueblo, comunidad o grupo humano avanza cuando a través de una planificación aterrizada sacamos provechos útiles para el colectivo de nuestras fortalezas, ya sean de tipo geográfico, económico, social, político, cooperativo o comunitario bien canalizados. La superación de este flagelo mezquino (individualista) permite el desarrollo a través del trabajo en equipo y a falta de esta práctica ha afectado obstenciblemente avances positivos y catapultado la pobreza en el Chocó.

El departamento carece de una intervención positiva del Estado con diseño de políticas del gobierno central y territorial. La repartición de subsidios mitiga hoy en mínima escala el problema y no soluciona de manera sostenible; de hecho, prolongada el analfabetismo o bajo nivel educativo.

No ha existido una política en materia agrícola especial, ya que nuestras tierras son poco fértiles, bajas y están en riesgo permanente por las inundaciones El gobierno concede permiso de explotación a foráneos conjurándose como desde sus inicios el saqueo y repitiéndose esa economía de enclave y de exterminio como en el ámbito comercial, jamás pretendiéndose una ‘Economía propositiva” que genere valor agregado, inversión y redistribución interna de capital.

Por estos y otros factores se afectan los elementos básicos de cualquier pueblo: salud, educación, libertad de pensamiento y con ello sus reivindicaciones para ser considerados pobres y menos que eso (indigentes e indignos), que por cierto, concluye en la invisibilización del grupo con una caracterización de una sociedad señalada por sus vicios antisociales.

Tipificar la pobreza de un pueblo es sinónimo de caracterizar puntualmente las causas u orígenes y probables soluciones a su problemática en particular.

El pueblo chocoano debe planificar un modelo de desarrollo real pertinente y consecuente explotando estratégicamente el potencial de sus gentes para la solución de sus necesidades básicas. El colectivo debe ser realmente favorecido a través de políticas gubernamentales con el concurso de sus protagonistas, es decir, un desarrollo pensado y propiciado por chocoanos con el apalancamiento de experiencias exitosas en otras regiones con similares características. Dichas soluciones pueden ser de tipo geopolítico, administrativo, económico social con proyección a posicionarse como ente territorial o sector productivos y eficiente a nivel nacional e internacional.

El fomento, divulgación y apropiación de valores morales, culturales y éticos sirven de etiqueta en el proceso de restauración del tejido social, como constructores de identidad. En este sentido, estos elementos promueven el desarrollo del sentido de pertenencia que desemboca en el querer proponer y ejecutar en pro del colectivo para su sana convivencia.

Es necesario desarrollar un modelo claro de participación comunitaria a través de proyectos consultados y socializados con las comunidades y a partir de allí, subsanar y erradicar las prácticas malsanas que nos aquejan como la corrupción administrativa, los ataques a la población vulnerable y la desatención en materia educativa; dichos problemas se deben resolver por medio de la investigación y recuperación de la credibilidad a través de programas de liderazgo.

En general, debemos desarrollar una política gruesa de desarrollo integral y armónico, en donde quepamos todos de manera activa y propositiva, lográndose la visibilización de nuestro pueblo. Actualmente somos tildados de corruptos; esta imagen es generalizada y parte de una “REALIDAD FALSAMENTE CONSTRUIDA”, que se la inyectan a un pueblo incauto y despistado con manipulaciones instrumentales con núcleo claro de carácter sofista.

Pacífico stereo.... "eso es lo que hay!"

viernes, 22 de junio de 2007

La banda musical de mi pueblo


Por: Leonidas Valencia

La música es un hecho comunicativo en el que de manera sensible el hombre crea y recrea ideas sonoras a través de medios naturales y físicos como la voz humana o instrumentos musicales de construcción artesanal y tecnológica. El objeto primordial de la música es el de comunicar experiencias sonoras construidas unas de manera espontánea. Estas experiencias son soportadas en vivencias naturales de los pueblos y con la maduración en el tiempo, aceptación y apropiación toman el nombre de tradicionales y populares.

Los medios masivos de comunicación (radio, televisión, cine, etc,) medios impresos, Internet y otros son los dos grandes caminos de influenciación de los diversos géneros musicales. El tema particular de esta anotación son los formatos musicales populares de mi país, en donde encuentro que la banda musical del pueblo es la entidad rectora, formadora constructora y de salvaguardia de ese repertorio musical popular y nuestra nación.

Hablar de bandas musicales de pueblo en Colombia nos refleja una percepción sociovivencial en términos acústicos y sonoros a soplidos y percusiones (viento y percusión) dos familias instrumentales primarias en el quehacer musical primitivo del hombre. El soplo humano se canaliza a través de un medio o instrumento para la producción y amplificación sonora con medición de frecuencias y con ello diversas alturas sonoras. Esta producción conducirá a un determinismo musical en cuanto a notas (instrumentos determinados), y en segundo orden el golpeteo o utilización del cuerpo humano como instrumento y otras sonoridades naturales que el hombre reproduce a través del percutir, tañir o sencillamente golpear membranas, maderas, hierros, sacudir, rasgar o mecer, forman ese conjunto básico de soplar y percutir, consolidándose diversos estilos de formatos de viento y percusión como LAS BANDAS DE PUEBLO.

Dentro del proceso de reacomodamiento social en América producto de ese choque cultural entre aborígenes, europeos y afros, en donde la cultura europea (centro Europa) es la dominante u opresora, hacen presencia en América las bandas militares con repertorio marcial y fines meramente bélicos o de guerra. Estos fines desembocan en la apropiación de este instrumento por parte de los nuevos pueblos de América, cambiando la funcionalidad del formato como de sus repertorios o músicas.

Las músicas son ejecutadas por estas nuevas Bandas, ya no de guerra sino Bandas musicales de pueblo, en donde se practica la música para otros menesteres y se sensibilizan otros espacios de práctica y disfrute musical. De esta manera se da origen a nuevos formatos o simplificaciones, se avanza en la lectura musical, dialogan sin exclusiones los repertorios tradicionales musicales con los canónicos, cuadrados y esquematizados europeos, la Banda de pueblo se convierte en el ente rector musical de las comunidades y cumple un papel fundamental en la realización de actividades artístico culturales de los pueblos. A la vez la banda se convierte en símbolo de identidad local, departamental, de instituciones públicas y privadas, de carácter oficial, cultural, social, gremial, etc.

La academia (iglesia), se ocupa de la producción y sistematización de materiales, como obviamente de la capacitación del talento humano para dicha faena. Hoy en día la banda de pueblo conserva rasgos esenciales de su origen como son la ejecución de piezas musicales marciales, de vals, danzas, mazurcas, etc., propias de la cultura europea, como recreaciones de las mismas con tinte americano en donde priman esas supervivencias afros en indígenas en sus construcciones.

Es de suma importancia analizar actualmente el papel social de la banda de pueblo en la comunidad y tiene que ver con su repertorio referente a las nuevas tendencias de géneros o músicas para que este formato esté al día con las nuevas creaciones y gustos de los públicos, su rol o desempeño, la banda para la retreta, en donde observamos que el público tiene en su haber, una cantidad de sonoridades y conceptos musicales.

De hecho muchos de los repertorios de la banda inundan a diario los medios masivos a la comunidad (interinfluenciación – intervención al colectivo) con fines meramente comerciales o mercantilistas. Desde este punto álgido de comunión entre pueblo y banda, es urgente que la banda de pueblo se congracie con sus escuchas y críticos en el análisis de repertorio desde su construcción a través de fusiones o mezclas. Por lo tanto, este formato está ante el reto de la dosificación en el orden de presentación de obras (combinación clásica – moderna) en el ensanchamiento temporal del formato o sea la inclusión de instrumentos que permitan nuevas sonoridades y posibilidades de aceptación en las nuevas generaciones, producción musical acorde con la realidad actual en términos musicales (producción de discos, videos, acompañamiento de aeróbicos, nuevos cultos, partidos de fútbol, etc.

Abrirse espacios en un mercado musical, en donde el director de la Banda de Pueblo debe ser un hombre proactivo y creativo, actualizado y al pendiente de los diversos movimientos sociales y musicales de la sociedad en general en un mundo globalizado, pero manteniendo una claridad meridiana, de los elementos propios e identitarios del pueblo que refleja. En donde también se hagan promociones, divulgaciones y se revitalice cotidianamente la banda de pueblo.

El músico de la banda de pueblo debe ser hoy, más que un reproductor u operario musical, un investigador, un constructor o creador de obras y expectativas en pro del crecimiento personal como músico y por ende la elevación constante del nivel musical de las agrupaciones musicales desde las combinaciones, fusiones, mezclas, crítica objetiva, reflexión, pensador de las actividades sobre todo un creador propositito en la sociedad en general.

Hoy día la banda de pueblo, con su director a la cabeza, sus músicos como actores proponente, frente a la comunidad de origen y sociedad en general debe ser un ente conductor sobrio de las realidades musicales, locales, nacionales y/o mundiales para mantener su existencia en equilibrio.


lunes, 18 de junio de 2007

La vamo a Tumbá


Por: Ana María Arango

Por lo que me cuentan los recién llegados de Bogotá, parece que la canción “la vamo a tumbá” está sonando mucho por allá. Pero muy pocos saben su historia y lo que ella representa. “La vamo a tumbá” es el himno del Pacífico; logra sintetizar la mentalidad y los sentimientos de su gente...


Esta canción es de Octavio Panesso, director del grupo Saboreo y actual vicerrector académico de la Universidad Tecnológica del Chocó.

Hace ocho años, cuando llegué por primera vez al Chocó, me bajé del avión y a las dos horas estaba en la casa de Panesso comiendo zapote y absolutamente extasiada por su grata conversación y por el ambiente de su casa de madera con palmas, tambores y un trapiche en la mitad de “la sala”.

Las ideas de Panesso siempre son raras, provocadoras y difíciles de refutar -si uno tiene la mínima pretensión de tener una mentalidad amplia-. Panesso es un revolucionario y, para muchas personas, un “loco”.

Y yo estoy de acuerdo Paneso está loco. Tiene esa locura, esa pasión, esa intensidad que sólo un loco, absolutamente enamorado de la vida y de su gente, puede tener.

Su mirada es intensa y sus palabras inquisidoras. Panesso en un segundo, pasa de la risa al llanto. De repente se emociona y comienza a componer una canción… la canta, la repite y a los pocos días, sin haberla grabado hace parte del repertorio de las mujeres del Río San Juan, a cientos de kilómetros de Quibdó. Yo misma lo comprobé cuando me despedí de él mientas hacía los arreglos de su disco y al otro día viajé a Condoto; la gente me cantaba como si fueran canciones de toda la vida “el muerto malo”…

Dicen que no hay muerto malo

Y eso es una gran mentira

El marido que tenía

Estaba acabando con la vida mía…

o la mujer del campo”…

mis mejores versos

mis mejores cantos

yo se las dedico a la mujer del campo…

¿Cómo puede alguien sintetizar tan bien los anhelos, quejas, preocupaciones y sueños de la gente? Los invito a leer algunos apartes de la entrevista que le hice a Panesso para el “famoso” documental Los sonidos invisibles, del cual él es nuestro protagonista. En esta entrevista, Panesso nos muestra quién es y confiesa sus secretos y lo que hay detrás de sus canciones.

Ana María Arango: ¿Cómo describirías la situación del Chocó?

Octavio Panesso: El Chocó es un pueblo desarrollado. Es un pueblo muy civilizado; porque ningún pueblo en el mundo se puede decir que es más desarrollado que otro o que es más civilizado que otro o que tiene una mejor lengua, una mejor cultura, una mejor civilización. Entonces desde ese punto de vista yo considero que es un pueblo muy desarrollado pese a los grandes informes de las agencias nacionales e internacionales y los organismos de derechos humanos, que nos ubican, nos sitúan como uno de los pueblos más pobres del universo y uno de los pueblos más analfabetas del universo. Sin embargo yo considero que la realidad es otra. Porque si la mayoría del saqueo internacional se ha hecho a partir del Chocó. Si el Chocó ha servido para enriquecer a las grandes potencias del mundo, entonces no sé desde qué punto de vista y qué parámetros tengan ellos para decir que es el pueblo más pobre.

A.M: Cuáles son esos retos de vivir y trabajar en el Chocó?

O.P: Los grandes retos son precisamente los que quiere imponer el mundo. Los que quiere imponer el mundo globalizado. Si, en el sentido que todos tenemos que seguir el mismo enfoque socioeconómico y si no estamos en esa tónica pues lo de nosotros no vale, no? Pero es bueno tomarlo como reto pero no para seguirlos a ellos sino para exigirles y pedirles que cualquier propósito que ellos tengan partan también de la variedad, partan también de la diferencia para crear sus grandes estructuras socioeconómicas. Y uno de los mayores retos es vencer esos cordones de hambre y de miseria y cualquier índice de analfabetismo o de ignorancia (entre comillas) que pueda existir en nuestro pueblo […] La globalización tampoco se puede dejar sola. Quedarse simplemente viéndola y no tener por lo menos propuesta para ella sin perder lógicamente su autonomía y su autorregulación.

Y otro de los grandes retos precisamente es educar. Abrirles las puertas, abrir las puertas de todas la instituciones del Chocó y de Colombia a toda la familia chocoana. Incluidas las personas que no son de aquí pero que de alguna manera han querido estar con nosotros. Llámese paisas, llámese bogotanos, llámese costeños de la costa norte, lo que sea…ya los tenemos como hermanos, sean extranjeros, los asumimos como hermanos. Por qué? Porque han querido vivir con nosotros en medio de esas limitaciones.

A.M: Bueno, ahora hablemos de la situación de la educación en el Chocó porque también hay un informe de Planeación y Banco Mundial…

O.P: Banco Mundial, ahí está también el PNUB y está también la agencia de cooperación alemana y otras serie de entidades internacionales que han considerado que la educación de nosotros pues, tiene un bajo nivel. Y yo digo lo contrario, que tiene un alto nivel, lo que pasa es que se parece a nosotros. La educación de nosotros, se parece a nosotros.

Y yo creo si hay una de las cosas que se pueden tomar como positivo, en una universidad del Chocó es precisamente que la gente toma conciencia de quién es, de dónde viene y hacia donde tiene que ir. –Cuando eso se garantiza cuando tu estás preparada a nivel de conciencia, no solo puedes construir un pavimento, no solo puedes construir un rascacielos sino que puedes construir miles rascacielos, miles de cosas habidas y por haber, pero mientras la conciencia no esté preparada, no se construye ninguna. Y si se construye una se construye mal. Entonces por eso creo que la educación del Chocó está jugando un papel muy importante y hay muchas diferencias frente a otros sistemas educativos.

Aquí un profesor por ejemplo no puede entrar con un papel al salón leyendo. Porque dicen que no sabe, porque dicen que es pécora. Porque dicen que está pasteliando. En cambio en los estudios que me tocó hacer en Europa es al contrario. Si el profesor no lleva el papelito en la mano o no lee, los alumnos no confían en él, porque consideran que es un charlatán que está simplemente hablando por hablar. Entonces mira cómo… entonces desde ese punto de vista, creo que la creatividad funciona más en los pueblos de nosotros. Y yo me vine a dar cuenta de la gran importancia que tenía la educación en Colombia, fue cuando me metieron a las universidades europeas. Ahí me di cuenta que en Colombia el niño desde preescolar está discutiendo con sus profesores, le está preguntando, está en interacción permanente. Me gusta esto, no me gusta, esto es así, esto no es así…. Mientras que allá es un poquito más bancario y hay que comerse los conocimientos como vienen y si hay derecho a pensar pero no demasiado.

A.M: A qué le compones?

O.P: Yo le compongo… esa es una pregunta muy interesante. Yo no hago canciones… tengo que aclarar… yo no hago canciones. Las canciones mías las hace el público, las hace la gente. Yo simplemente las organizo; organizo el pensamiento, leo la cultura de la gente, leo su comportamiento, entiendo lo que me dicen, y eso voy y lo escribo en representación lógicamente de ellos. Pero para ser un buen compositor hay que parecerse a la metodología que utilizó Gabriel García Márquez; hay que confundirse con la gente, confundirse con el pueblo. Y eso es lo que yo hago: hablar diariamente con el mercader, voy mucho a la plaza de mercado, hablo con las prostitutas, hablo con drogadictos, hablo con la gente que me va a presentar un discurso muy diferente del académico; porque el académico casi no sale en canciones, casi no sale en romances, lo que sale son informes académicos.

Entonces casi todas las canciones mías son reales. Han nacido de la problemática social. Cuando tu oyes por ejemplo canciones como “la arrechera” eso no lo inventé yo. Eso lo oí en la plaza de mercado, una discusión entre una madre y una hija, no sé qué problema tenían y llegó el momento en que la mamá le dice: “vó lo que está es arrecha, cogé tu mariro pa´que se te quite la arrechera, eso es lo que tiene que hacer, eso te baja los sumos”. Y una canción que por cierto me causó muchos problemas, muchas dificultades porque inclusive un cura en la iglesia lo que le faltó fue excomulgarme por haberla hecho. Según él yo era el que estaba mandando a las jóvenes a coger sus maridos y no la misma mamá que fue la que lanzó la expresión. Y por eso igualmente también tuve muchas críticas de algunos grupos evangélicos, que estando en una entrevista radial precisamente me decían que no entendían cómo un profesor universitario hiciera canciones tan vulgares. Y yo simplemente les respondí que ellos decían que eran vulgares porque odiaban lo del pueblo. Porque “vulgar” viene de “vulgo” y “vulgo” es el pueblo. Y quién odia lo vulgar es porque odia al pueblo y como yo no odio al pueblo simplemente hago esas canciones vulgares. O sea las canciones que tienen que ver con la comunidad.

Entonces esas canciones como te digo, nacen de la gente, nacen del vivir cotidiano. Qué sería de Octavio Panesso sin la gente? No hago canciones. Yo interpreto, a mi comunidad, sus costumbres, sus leyendas, lo que son y las vuelvo poesía y hago que las canten el Grupo Saboreo o el Grupo Chinango.

A.M: A demás de mostrar la cultura local y al pueblo, para qué otra cosa sirve componer canciones?

O.P: Bueno, ¿qué ocurre? Y esto si es casi un secreto de estado. Un secreto de estado… del Estado Cultural. Y es que, y aquí tengo que ser sincero y creo que lo que voy a decir le sirve mucho a la gente, a todos los compositores. Cuando uno es compositor, y sobre todo cuando uno mismo está sacando la plata de su bolsillo para impulsar el proyecto, cuando a uno le toca sacar los recursos del bolsillo… una cosa es hacer música, hacer cultura cuando uno está patrocinado por el estado directamente por las instituciones. Si estuviéramos patrocinados por el estado te aseguro que las canciones serían diferentes. Pero cuando ya uno saca la plata le toca a veces hasta traicionar un poco. Sin descuidar la tradición de uno le toca traicionar un poco, hasta sus principios. Aquí estamos hablando claro; a mi no me gusta hablar opaco. Y si hablar va hasta contra mí, en aras de decir la verdad, yo acepto que vaya contra mí. A veces a uno le toca traicionar un poquito su cultura, le toca traicionar un poquito sus principios, cuando la plata sale de uno. Cómo me explico yo? Por ejemplo en la canción “la vamo a tumbá”, mi casa, la mayoría de las tablas de mi casa, de la madera de mi casa son de cedro macho; pero yo me doy cuenta que el cedro macho no le dice mucha cosa a un español como madera, no le dice nada a un europeo o a un norteamericano. Pero cuando uno habla de guayacán, ellos entienden perfectamente. Cuando habla de maderas internacionales como el chachao, entiende completamente. Entonces en esa canción… en esa canción tuve que abandonar la madera de mi casa y cambiarla por otra, para venderla mejor, si? Entonces a eso le llamo yo, traicionar… porque de pronto diciendo cedro macho, no se iba a vender tanto, como diciendo que era de guayacán o que era de chachao, así de sencillo.

¿Entonces qué pasa? qué es lo que ocurre realmente con la música. Resulta que la música de chirimía, la tradicional, cuando nosotros íbamos a las fiestas y de pronto colocaban un tema, los jóvenes inmediatamente reaccionaban en contra de la fiesta. Decían: “bajen esa porquería de ahí…ya vienen a molestar con esas pendejadas del Chocó”. Pero entonces nosotros no reaccionábamos en contra de ellos, no nos oponíamos a su actitud, ni mucho menos. Sino que los que estábamos pendientes del proyecto musical mirando a ver cómo sacábamos eso adelante, nosotros nos reunimos y dijimos “aquí simplemente hay es un problema y a un problema lo que hay que buscarle es investigación. Porque pretender que los jóvenes piensen como pensamos nosotros es estar nosotros mismos desubicados. Hay un problema… no quieren ya la música tradicional tal como se les está presentando”. Entonces dijimos nosotros “no vamos a acabar con esa música tradicional, pero si vamos a tratar de que ella evolucione un poco de acuerdo con lo que está ocurriendo hoy en el mundo”.

Entonces qué dijimos nosotros? Vamos a hacer una propuesta ahora para bogotanos, para españoles, para europeos, y dónde estaba la clave? Yo que había vivido en Europa me daba cuenta que los franceses cuando un o le sube el volumen de un radio en su casa se desesperan y cuando el sonido es muy delgadito, también… peor todavía. Entonces cuando regreso yo a Colombia, al Chocó, queriendo triunfar. ¿Qué hago? Cuando produzco “la vamos a tumbar”, dije yo: “como el sonido es tan estridente, es tan delgadito, es tan chillón y yo sé que en un momento dado por la misma naturaleza del ser humano, le va a fastidiar, le va a incomodar, porque el clarinete de nosotros suena en toda la pieza y es incesante, y dele y dele, llega un momento en que no se detiene. Entonces dije yo: “ en la vamo a tumbá metámosle de a pedacitos y en la mezcla, bajémole un poquito”. Mientras enamoramos a los de afuera. Le vamos a subir después cuando los tengamos enamorados, cuando ya amen la chirimía, pero ahoritica bajémole un poquito, pongámosle un poquito más de bajo, un poquito más de sonido grueso. Y eso ayudó también a que fuera una locura. Y ahora si se está buscando la chirimía la que chilla y la que no chilla; la está buscando no solo los habitantes, el pueblo, sino que la están buscando también los grandes empresarios del mundo. Entonces son estrategias que uno tiene y que a veces la gente no se da cuanta.

A.M: Si se abre el Programa de música en la Universidad del Chocó, ¿En qué podría trabajar un egresado de música?

O.P: Un egresado de música puede trabajar en muchas cosas. Aquí va a recibir, yo miro un poco, he mirado un poco el plan curricular, y hay materias como la música popular como dije antes, hay la música hecha a través de la tecnología que esa existe. Sin que se pierda lo tradicional es simplemente una interpretación de nuestros propios sonidos a nivel tecnológico. Pero la tecnología la utilizamos más que todo para cuadrar los grandes montajes. Nosotros lo utilizamos como un medio para formalizar un poquito para atarlo más a los sonidos que a las exigencias modernas o para convencer un poquito más al mundo, a la rentabilidad o a los empresarios. Pero sigue siendo simplemente un, para nosotros un medio. Entonces esperamos que esa persona sepa manejar toda esa alternativa tecnológica y por otro lado qué buscamos con ellos? De pronto a ustedes no les ha tocado estar aquí en la época en que viene una orquesta de Nueva York una orquesta de Puerto Rico, de Colombia, de cualquier parte. Y fue una de las grandes conquistas de nosotros, del proyecto de nosotros. Y fue una de las cosas que hizo que el proyecto precisamente se implementara. Qué era? Que las grandes orquestas del mundo llegaban aquí a un pueblo que, de mentalidad, no mentalidad sino de una realidad consumidora. Llegaban aquí, hacían los grandes conciertos, cogían los veinte, treinta, cincuenta, cien millones de pesos, los llevaban para afuera y dejaban la basura, dejaban la porquería en los parques, dejaban los borrachos, si? Dejaban los desechos. Entonces qué tiene que hacer un académico preparado con un sentido humano? Pues saber que ahí hay un problema y ver también de qué manera lo soluciona sin que se quiera dar a entender que nosotros vamos a hacer lo mismo con otros pueblos. Pero llega en momento en que uno tiene que decidir. Como ustedes han venido tanto acá, a llevarse la plata y a dejarnos la basura. Vamos a crear ahora nuestros grupos y para que haya un poco de compensación los vamos a armar, los vamos a promocionar para que los lleven también a Bogotá, a Cali, a Medellín a a todas partes y nosotros también coger la plata y traerla al desarrollo de nuestro pueblo. La que nos han quitado háganos el favor y nos las entregan con los grupos de nosotros porque la vamos a gastar en el Chocó. Sobre todo cuando uno tiene una idea de desarrollo clara y exactamente eso está ocurriendo. Entonces yo a mis músicos por ejemplo no les pago nunca en Cali si voy a tocar a Cali. Yo les pago cuando llegamos. Por ahí les doy una partecita para satisfacción de ellos pero les pago cuando regreso al Chocó. Porque por lo menos algo van a dejar acá. Si… entonces si, eso ocurre y es así como más o menos hay que pensar. Pero eso se debe también a la visión que yo tengo de desarrollo. Que la comparto con los compañeros. Yo me siento más satisfecho por ejemplo cuando le vendo un C.D. a un español como los compañeros que están aquí ahora, hay más desarrollo cuando yo les vendo un C.D. a ellos que con la plata que trajeron de España o con la plata que Ana María trajo de Bogotá, yo siento que hay más desarrollo cuando les vendo uno a ustedes que cuando les vendo dos mil o tres mil a los chocoanos. Ya? O una cocada una sola cocada que se hace aquí y que se vende ahora en San Pacho a los turistas que viene a las fiestas, puede causar más desarrollo que una empresa de lotería o cualquier otra cosa. Por la misma visión que uno tiene de lo que es el desarrollo. Entonces por ahí eso hizo que nosotros impulsáramos esos grupos para irlos a vender en otras partes y crear, si no un imperio económico, por lo menos una empresa económica que sirva para ayudar al desarrollo del departamento.

A.M: Octavio. Cómo tus canciones han servido para denunciar, qué denuncias con tus canciones?

O.P: Para denunciar yo diría que yo no denuncio nada porque yo no escribo. Como dije antes, yo no soy compositor. Yo soy simplemente… simplemente resumo lo que la gente quiere decir. O sea que si la gente ha encontrado alguna denuncia en las canciones no es la denuncia de Octavio Panesso, sino que es la denuncia de toda una comunidad. Es un grito de paz, es un grito de liberación. De toda una comunidad.

A.M: Qué denuncia esa comunidad?

O.P: Lo que se denuncia en un momento dado tiene que se precisamente con injusticias que se han cometido con los pueblos afrocolombianos, con la injusticia que se puede cometer con los pueblos colombianos, latinoamericanos y con las injusticias que se pueden cometer con muchos otros pueblos del mundo porque nosotros no somos una isla y debemos preocuparnos no solo por los problemas del Chocó sino por los problemas del mundo entero.

La Sound Class: 100% chocoanos!!


Por: Ana María Arango

Uno de esos calurosos días durante el rodaje del documental en Quibdó el año pasado, estábamos con María José Paris y Greg persiguiendo el indescriptible atardecer que se oculta tras el Río Atrato, cuando se nos atravesaron unas enormes carimañolas (especie de empanadas fritas con masa de yuca). Yo evidentemente frené en seco, dejé que Greg siguiera tras la luz de su atardecer y le dije a María José: “ Mija venga que esto es lo máximo. Tiene que probarlas”. Compramos nuestras carimañolas y cuando me disponía a dar mi primer mordisco oí una voz de hombre que me decía:

- “perdone usted qué anda haciendo por acá? ¿Qué es lo que están filmando?”

Yo, le lancé una mirada fulminante al pobre hombre, y sacando de donde no tenía la sonrisa más hipócrita que pude improvisar le dije:

-“Estamos grabando las fiestas y los maestros de música de Quibdó. Por qué?”

Él se presentó:

-“Soy Henry Pandales el manager de La Sound Class. Estamos aquí en el parque todos los integrantes del grupo, ¿quieren filmarnos?”

En ese momento yo sólo pensaba en que se me estaba enfriando mi carimañola.

- “Claro, cómo no… voy a buscar a Greg para que los grabe”.

Obviamente tuvimos que esperar a que el sol se ocultara por completo y que Greg filmara su atardecer, y resignadamente nos dispusimos a oir al grupo y ver cómo las pobres carimañolas se desinflaban el la bolsa de papel café, cada vez más oscura por la grasa.

Un gordito muy sonriente comenzó la introducción

- “Yo soy Diego…Somos la Sound Class… y esto dice así…mueve mami tu cuerpo como lo moviste bailando conmigo en la arena…”

En ese momento la emoción nos atropelló inesperadamente. No podíamos creer su energía, sus voces y, sobre todo, lo que podían transmitir sin micrófonos y sin instrumentos estos cinco jóvenes en pleno parque frente a la Catedral. Nosotros no estábamos preparados para esto. No contábamos con el equipo de sonido ni con la luz. Sin embargo, grabamos su primera interpretación, de una… y así se quedó. Obviamente es una de las escenas más acogedoras y entretenidas del documental y esperamos estar pronto en Quibdó para presentarle el video a la Sound Class y para comernos unas carinañolas recién salidas de la paila.

Hoy me acordé de ellos porque encontré su video en YouTube. Por eso decidí presentarlos en esta entrada. Espero que lo disfruten




jueves, 14 de junio de 2007

Cartografías en la web

Por: Ana María Arango

Ayer Omar Romero nos envió las cartografías de música tradicional del Plan Nacional de Música para la Convivencia. Este es un plan del Ministerio de Cultura que tiene como objetivo crear o fortalecer escuelas de banda, orquesta, coros o músicas tradicionales en todos los municipios de Colombia. Dichas escuelas están orientadas a niños y jóvenes.

Lo bonito de este proyecto es la forma en que vincula y dinamiza el sector de los músicos en el país. Maestros de todos los municipios se encuentran en diferentes puntos de Colombia para discutir sobre los métodos y contenidos pedagógicos que deben tener las escuelas de música en las diferentes regiones según sus especificidades.

Los maestros de Quibdó, por ejemplo, han desempeñado una labor fundamental en la sistematización de saberes tradicionales o nuevos saberes que se pueden poner al servicio de las escuelas y casas de la cultura del Departamento.

Ponemos en link de la cartografía de Leonidas Valencia, con fotos y pie de página de Ana María Arango, para que vean ustedes mismos en qué consiste el proyecto y de qué manera es expuesto por el Centro de Documentación Musical para que cualquier persona, en cualquier parte del mundo pueda tener una ventanita a nuestras músicas tradicionales

http://atomods.com/musica/home.html


Foto Omar Romero (reunión de Asesores de Músicas Tradicionales en Chinauta. junio de 2005)

viernes, 8 de junio de 2007

La Contundencia en Bogotá

La Arrechera de Octavio Panesso interpretada por La Contundencia en Quiebra Canto

jueves, 7 de junio de 2007

El Rebulú

Por: Ana María Arango

En la vida musical del Chocó, la fiesta patronal de San Francisco de Asís (San Pacho) es el escenario más significativo. En ella, se reproducen las estructuras de la fiesta religiosa colonial, pero a la vez el baile y el jolgorio de la percusión africana hacen presencia, y los cuerpos inundan las calles con impulsos frenéticos.

En el rebulú, esa última etapa del desfile de cada barrio por las calles de Quibdó, la gente se reune, se aglomera y baila sin parar. La lluvia no es un impedimento para hacer de cualquier esquina el mejor de los escenarios. No hay sillas, no hay nada que nos indique en dónde comienza y dónde termina el límite entre los músicos y quienes los escuchan.

La música se apodera de todos y cada uno de los espacios. Los músicos de las chirimías caminan por las calles y arrastran a su paso a las multitudes. En plena calle, rodeados de carros de madera con frutas, verdura y pescado, rodeados de cuerpos sudorosos, lluvia y casas de puertas abiertas, los músicos comienzan su interpretación e inician una competencia que puede durar más de doce horas. Los músicos, en la interpretación de los vientos o de los instrumentos de percusión, demuestran su hombría, su capacidad de resistencia y su virtuosismo musical. Este es el rebulú: la gran escena.