martes, 12 de octubre de 2010

Listos pa´ la foto (columna para Chocó 7 Días)


Por: Ana María Arango

En este San Pacho más que otros (al menos más que los últimos cuatro) he escuchado reiteradas veces la alusión a los cachés como criterio fundamental para evaluar la presentación de las comparsas de los barrios franciscanos. Tanto los medios de comunicación como la gente del común hacen un fuerte hincapié en su vistosidad y señalan, según este elemento, si los barrios estuvieron “buenos o malos”. A la gente parece que se le olvidó que los cachés son un elemento nuevo en estas festividades pagano- religiosas, que su presentación data de mediados de los ochentas, que nunca ha sido un símbolo propio y que existen otros elementos que han hecho que el San Pacho sea una de las fiestas más auténticas e interesantes del mundo. Y dichos elementos no están precisamente relacionados con el caché. El caché del San Pacho es, por el contrario, un símbolo de la no autenticidad, del querer ser como los otros (Río de Janeiro o Barranquilla) y de aparentemente estar “listos pa´la foto” para la mirada del foráneo, y de la revista que señala a las fiestas como un “inigualable destino turístico”.

No estoy en contra del caché; soy una de las primeras en salir con mi cámara a buscar la exuberancia de las caras, bailes y cuerpos de quienes llevan puesto ese encantador colorido. Admiro la creatividad y el trabajo de quienes hacen estos trajes y si esto además mueve la economía y deja buenas ganancias a las familias chocoanas, pues buenísimo! Mi crítica está basada en que los cachés se hayan convertido en parámetro de evaluación de los barrios y mientras tanto se nos olvidan elementos que si son propios y característicos de las Fiestas Franciscanas y que puede que sean invisibles ante la voracidad de los lentes exotizadores y el canibalismo del mercado.

Los actos religiosos, las comidas típicas y las músicas tradicionales han pasado a un segundo plano. Si bien el 4 de octubre sigue siendo un día muy importante para las familias chocoanas, este año me causó curiosidad encontrarme con gente de otras partes de Colombia y el mundo que por consejo de diferentes medios de comunicación o de los mismo habitantes de Quibdó llegaron a ver “lo importante de la fiesta” que según se les había dicho eran los últimos barrios. Estas personas lamentaron llegar y encontrarse con que el componente fundamental de la fiesta es religioso y se desarrolla el 4 de octubre y para ese momento ya tendrían que irse. Otra de las cosas que lamentaron profundamente dichas personas, y que lamentamos todos, es la falta de oferta de comidas típicas en las verbenas de los barrios y la cantidad de comidas rápidas: pollo grasoso, chorizo, salchipapa, etc. ofrecida por “paisas “ recién llegados. ¡ Y de la música de las verbenas ni se diga! Ya a nadie se le ocurriría pedirle a las licoreras una puesta en escena dignaen donde pudiéramos ver a un grupo de cuerdas, un sexteto o una chirimía- seguramente con esa música la gente no toma hasta descerebrarse. Este año, el encuentro con Hansel Camacho y Choc- Quib Town salvaría patria. A cambio de esto, uno de los grupos colombianos más representativos en el mundo, un grupo como Choc- Quib Town que como pocos ha puesto en alto el nombre del Chocó, fue maltratado e irrespetado. Mejor dicho, vivieron en carne propia los desagravios a los que están acostumbrados en las festividades nuestros músicos locales.

Frente a dicho panorama, vale la pena cuestionarnos hasta qué punto estamos reduciendo la fiesta a la exuberancia de las comparsas y la presentación de los disfraces. El San Pacho afortunadamente sigue siendo una fiesta del pueblo, sigue siendo auténtica, sentida y real a pesar de las “chicas águilas”, a pesar las “aplanadoras” (léase licoreras) y a pesar de la estética de los barrios después de las seis de la tarde. Cabe preguntarnos entonces ¿estamos realmente “listos pa´ la foto”? y ¿esa foto qué sentido tiene y quién se beneficiaría? En fin… Muchas cosas que plantearnos y que pensar y muy pocos espacios políticos, democráticos, serios y académicos para hacerlo.