Columna publicada en Chocó 7 días.
Antropóloga ASINCH (Asociación para las investigaciones culturales del Chocó)
Uno de los grandes regalos que nos dejó el siglo XX fue el surgimiento del feminismo como un gran movimiento social que aboga por la igualdad de géneros y el empoderamiento y valoración de la mujer en sus roles tradicionales y en sus nuevos roles dentro de la sociedad occidental actual. Sin embargo, el feminismo mal manejado puede realmente llegar a ser una pesadilla. La mala interpretación del feminismo en la cual es confundido con una competencia entre géneros e incluso con el resentimiento frente a cualquier actitud que provenga del sexo masculino, ha generado el rechazo desde muchos sectores. Entonces nos encontramos con una serie de estereotipos en los que ser feminista es igual a ser una monstruosidad sin curvas y sin brasier, calva o casi calva y con el seño fruncido. Nada más lejano de la realidad; porque si bien es cierto que es posible encontrar un tipo de militancia que se identifica con estos rasgos, el feminismo, al menos como yo lo entiendo, es el renacimiento de la mujer con todos sus atributos no solamente intelectuales y laborales sino también emocionales, físicos y sexuales. Ser feminista es entonces hablar cara a cara con un hombre y decirle quiénes somos, qué es lo que nos gusta y lo que esperamos de él sin bajar la cabeza en ningún momento. Es poder decirle a un hombre que no estamos de acuerdo con él en sus ideas o comportamientos sin ser tachadas de groseras o insolentes. Ser feminista es sentirnos orgullosas de ser mujeres con todos los atributos que la naturaleza nos ha dado por el hecho de serlo.
Es con este tipo de feminismo -ese movimiento social que lucha por la igualdad de géneros y el respeto a la mujer en todas y cada una de las situaciones de la vida-, con el cual identifico el último trabajo discográfico de Octavio Panesso. Pero además el trabajo de Los Universales (nombre que recibe la nueva orquesta de este compositor) da un paso más y acomoda su lucha y sus denuncias al contexto propio del Pacífico colombiano.
“Hombre que me golpee se lo lleva el putas” ¡Si señores! Esta es una canción con un poder impresionante. Cuando Octavio me puso esta canción en su estudio de grabación inmediatamente me di cuenta de la fuerza que ésta tenía y su capacidad para identificar a todas las mujeres y especialmente a las chocoanas. Me imaginé inmediatamente un grupo de mujeres en Capricornio o Pochola y Pachanga gritando a todo pulmón este tema frente al bochorno de presuntos o confirmados maltratadores ¡Que delicia!!!!
El otro tema que genera un importante debate en torno a la relación de géneros es “Con agua sale”. En esta canción una mujer que le es infiel a su hombre le dice “relajate, no des lora que los cachos están de moda”. Una canción trasgresora en la medida en que de alguna manera invierte los roles. Es en esta ocasión es la mujer la que se burla del hombre y la que tiene poder sobre él. La mujer que nos habla en esta canción está cansada de las infidelidades a las que está sometida y ahora es ella quien se siente con el derecho a ser infiel. Sin duda un tema que da mucho de que hablar y que va a cuestionar ese juicio de valor en el que cuando las mujeres ponemos los cachos somos unas “fufururas” y cuando los hombres NO los ponen son unos pendejos ¡Gracias Panesso!, ese es un debate que hay que dar. Es por eso digo que Octavio Panesso es feminista ¿hay alguien que opine lo contrario?
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