Cecilio Lozano, conocido como el Negro Cecilio es uno de los músicos más emblemáticos de Quibdó. Director del grupo de chirimía El negro y su élite, ha desarrollado una labor fundamental no solamente en el desempeño interpretativo de un repertorio local, sino en la transmisión de saberes por medio de un intenso trabajo pedagógico con niños y jóvenes.
A continuación transcribo la entrevista que le hice en Quibdó, en octubre del 2006. En ella es posible encontrar varios aspectos de la vida musical del municipio: los espacios formales e informales de educación musical, el desarrollo del formato chirimía, las rutas de aprendizaje y la realidad a la que se enfrentan los músicos del departamento cuando salen a otras ciudades.
Ana María: Cómo describiría su trayectoria como músico?
Cecilio Lozano: Mi trayectoria comienza cuando yo termino la primaria y encuentro que la calle donde yo vivía, la calle 29 en Quibdó era la calle más alegre de todo Quibdó. Antiguamente eso se llamaba Pantanito. Hoy en día se llama barrio Cesar Conto. Esa calle hacía muchos salones de baile. En ese entonces se utilizaban muchos salones de baile y había unos inquilinatos y en cada casa como había un músico. Se reunían los mayordomos de la música aquí los guitarristas más selectos tales como Víctor Dueñas, que fue mi maestro, Lucho Rentería, le decían Lucho Cayayo, Pacho García, Abraham Torres, el Señor Isacio, tocaban lira, tocaban guitarra, tocaban violín, el señor Rafael Ayala, ese formaba pues unas tertulias musicales y unas tocatas. Yo me crié en ese ambiente, yo y mi familia.
A pesar de que yo vengo de familia de músicos porque en mi familia existió mucho violinista por el lado de mi papá, mucho flautero, mucho timbero, que era lo del formato como se utilizaba acá. Y ellos si iban a hacer una fiesta en la familia no le buscaban músico particular, la fiesta siempre era con músicos de la misma familia. En ese ámbito creo que la chispa se nos vino adentro y comienzo yo a ejecutar cuerdas también porque me antojé.
Y a mi papá y a mi mamá no les gustaba, eran enemigos de que nosotros los hermanos, cualquiera de los hijos de ellos ejecutaran algún instrumento musical porque decían que era para tomar trago. Pero hoy en día se sienten orgullosos de tener unos hijos músicos pero músicos de verdad, como Alexis Lozano. Yo soy el del medio de la familia. Somos siete hermanos yo soy el del medio, yo soy el cuarto. Pero yo era líder musical y en muchas cosas porque yo tenía más habilidad yo fui el primero que salió de la familia a hacer música. A estudiar y a hacer música.
A.M: ¿Qué otros espacios de educación musical fueron importantes para usted?
C.L: Vino un misionero, me involucraron en los cantares del coro de la catedral, porque yo era cantante también. Y yo era el líder donde me ponían a interpretar canciones de todo tipo y a hacer escenas, me ponían a hacer comedias. Yo nací como con ese sentido porque yo heredé, creo que heredé eso de mi familia.
Ya hablando en sí, el cura que se llamaba Isaac Rodríguez, él me enseñó pinino ya cómo se leía, cómo se hacía la música ya no empírico sino con la ciencia, lo que es la ciencia, la música, a escribir, a leer, a armonizar ciertas cosas a copiar y a ejecutar cierto instrumento. Yo aprendí a ejecutar el clarinete, aprendía a ejecutar el bombardino, la tuba, la guitarra, el bajo, y a solfear, bueno… muchas cosas a hacer mis arreglitos mis pinitos.
Posteriormente entonces empecé a integrar conjuntos musicales acá en el Chocó, tales como los Negros del Ritmo que era un conjunto de salsa. Lo primero que yo le caminé fue a la salsa, la salsa y la música tropical pero más con conjunto estilo orquesta con trompetas, con saxofones, guitarra, bajo, tumbadora, batería, etc. Pero yo escuchaba la chirimía porque en la calle mía todo era, lo que primaba era la chirimía. Chirimía al piso. Todos los viernes, los sábados chirimía, baile de chirimía, le decían “baile de pellejo”.
A.M: ¿Bailes de pellejo?
C.L: Eran los bailes de pellejo. Porque en ese tiempo no existía el cuero sintético sino que era a base de piel de animal. Entonces debido a eso, como era piel de animal, le decían pellejo. Entonces le decían baile de pellejo a un baile de chirimía porque era a base de cueros de animales. Yo con ese propósito siempre llevé la chirimía metida en el alma y con base en la chirimía era músico de otras cosas pero no sin dejar de pensar que el alma mía era la chirimía.
A.M: ¿Qué es la chirimía?
C.L: La chirimía como tal es un instrumento antiguo. Lo utilizaban, eso viene desde Egipto. Viene de la palabra calabu, que calabu significaba dúo de caña. Entonces cuando la colonia, los esclavos diciendo que chirimía, chirimía, es un instrumento, un tuvo de más o menos setenta, ochenta centímetros con lengüeta, muy parecido a lo que es hoy en día el oboe. Viene y ellos decían chirimía pero ellos no tenían la posibilidad porque no se les permitía, no se les permitía. ¿Con qué dinero la iban a conseguir? ¿Con qué medios con qué recursos? Entonces ellos adoptaron la flauta como instrumento melódico y en medio de burlarse, hacerle mofa a los amos, adoptaron que chirimía, chirimía. Entonces ya como conjunto pues la utilizaban en las procesiones en sus fiestas en su bullangas, en su galería, música bullanguera. Pero por otro lado llamábamos conjunto de chirmía, ya conjunto alegre pero con ciertas normas en donde la tambora es la base, es la madre.
A.M: Pero lo que se conoce hoy como chirimía es un formato muy específico. No?
C.L: Evolucionó la tambora, que se llamaba timba, se llamaba timba en ese entonces, entonces había un conjunto que se llamaba timba lo que se llama hoy en día chirimía. Una especie de … había ocasiones en que carecía de instrumento melódico. La melodía la hacían las voces. Era vocal, acompañada por la timba, la carraca que llamaban, la clave, “ta ta ta ta ta” y los bongoes que hoy en día se utiliza requinta. Los bongoes era la base de la requinta.
Bueno, ya fue evolucionando, buscando la sonoridad porque siempre era opaco el sonido ya para una fiesta todo el mundo habla y habla y entonces buscando la sonoridad ya optaron por la caja. La charrasca la ampliaron buscando el platillo de tapa de tanque hoy en día utilizan es la lámina galbanizada. En el Chocó, pues hablando del formato del Chocó. Entonces ya cuando los españoles muchos europeos vinieron acá por el río Atrato comerciaban y a traer sus, buscando oro, buscando negocios… buscando misionar la gente, someterla a religiones, etc. Ellos trajeron sus instrumentos melódicos tales como el clarinete, el bombardino, trajeron, violines, acordeón, trajeron órgano. Pero ya nosotros seleccionamos como mayor sonoridad el clarinete y el bombardino. Eran la base de la chirimía, el clarinete y bombardino, la chirimía ya actual. Hoy en día… estoy haciendo un recuento somero porque no puedo profundizar tanto.
A.M: Pero… ¿esos cambios continúan de alguna manera?Las transformaciones siguen, ¿no?
C.L: Hoy en día se le añadió el saxo y posteriormente se le ajustó el piano, la guitarra buscando perfección porque según la tecnología, según con el paso que avanza la tecnología, estamos buscando también igualar a… porque nosotros vimos, vimos que los vallenateros le metieron un bajo. Antes el vallenato era una caja vallenata, acordeón y guacharaca. Entonces nosotros dijimos vamos a meterle el bajo a la chirimía, vamos a meterle piano, vamos a meterle saxofón, etc. Etc. Y hoy en día se llama orquesta chirimía. Esa es la síntesis de lo que es la chirimía.
A.M: ¿Qué es lo que identifica a los músicos de Quibdó? Y sobre todo… a los alumnos del Padre Isaac?
C.L: Cuando llegan los españoles uno de ellos, el padre Isaac fue el pionero de esta temporada de músicos porque con él aprendimos mucho y nosotros hemos sido ejemplo. Es decir la diferencia que hay entre los alumnos que no han sido del padre Isaac es que nosotros hemos sido modelo para muchos estudiantes de música, muchos aficionados, muchos músicos hoy en día, debido a la escuela del padre Isaac porque él nos enseñaba el sistema con todo. Iba incluída la lectura, la escritura, etc. y los músicos de hoy en día ya no… ellos aprenden así y ya no quieren aprender la ciencia sino el empirismo. Y el empirismo está mandado a recoger ya. Hay que mezclar el empirismo con la ciencia. Entonces bien se conjuga eso y ya se forma una riqueza musical porque se combina la música callejera con la música de escuela. Entonces eso produce un impacto que es totalmente diferente eso produce una diferencia entre quienes fuimos alumnos del padre Isaac y los que no lo han sido. Salvo el caso que hayan ido a estudiar fuera de aquí. Pero aquí, aquí es decir el emporio fue aquí porque el sentir no es lo mismo que me enseñen a mi aquí porque estamos latentes y estamos tradicionalmente actuando a que me enseñen en una universidad.
A.M: ¿Usted estudió música en la univeridad?
C.L: Yo estuve en el conservatorio en Medellín, yo estuve en Bogotá en muchas escuelas de música. Estudié licenciatura en
A.M: Cuál ha sido el aporte de los músicos del Chocó y de la chirimía chocoana a la salsa en Colombia?
C.L: Hombre es que eso, los mejores salsómanos han sido músicos de chirimía, los mejores salsómanos de Colombia y digo yo, me atrevo a decir de América del Sur, han sido los chocoanos. Nosotros somos los que hemos fomentado la salsa acá ahí está Guayacán, Niche, todos han sido músicos de chirimía. Eso les dio margen al desarrollar lo que es la salsa y los máximos ponentes fueron alumnos del Padre Isaac.
A.M: ¿Cuáles son las rutas de aprendizaje en el formato de chirimía?
C.L: Vamos a hacer un somero análisis o comentario de lo que es la ruta para la enseñanza hoy en día. Llega un alumno: “no que yo quiero aprender clarinete” y “cómo así tu quieres aprender clarinete? Y dónde está tu clarinete?” “no pero no tengo” le dije “entonces no puede aprender clarinete porque en qué vas a estudiar las lecciones?” y el otro llega “que yo quiero aprender saxofón”, el otro dice “yo quiero aprender bombardino” “y dónde está el instrumento? Con qué se va a desenvolver?” “no”. Entonces hay unos instrumentos que son más a la mano, entonces la ruta es: va a aprender viento, consíguete una flauta dulce que está al alcance de cualquiera que va a desarrollar lo que es la sensorialidad de una flauta dulce, va en el formato de percusión, vas a coger los platillos, vas a coger la maraca, vas a llevar el compás en una tabla, vas a coger los palillos, vas a hacer con los palillos al lado de una tabla y vas a practicar en esa tabla y ya posteriormente pues consigue quién le preste un instrumento y el tipo tiene el sentir de lo que es en sí la música ya vamos a combinar los instrumentos melódicos armónicos para que haya es decir, una fundamentación. Esa es mi escuela, la escuela que maneja el Negro Cecilio. Yo lo fundamento desde la sonoridad, los instrumentos que si no maneja la percusión, mucho más difícil manejar un instrumento melódico o armónico. Ahí está la tambora. Quien toca tambora, tiene años luces le lleva al otro porque tiene mucho que dar, tiene mucho que hacer con la música, tiene mucha combinación tiene muchos parámetros para dibujar la música. Ese es más o menos, someramente te cuento cuáles son los caminos que se llevan.
A.M. ¿Cuando estás enseñando a tus alumnos, incluyes la lecto escritura?
C.L: Primero es lo que el hombre da. Primero es lo que tu puedes dar. “Hombre yo quiero tocar tal melodía: ta….”. Entonces vamos a hacerla, conoces la nota digamos un clarinete, por decir algo no? Un clarinete. Tu conoces la nota, entonces mézclame la nota con tal nota a ver qué te va dando, si vas a tocar, qué melodía vas a aprender. Entonces le va dando sin nada de escritura ni gramática: liso.
Ahora posteriormente, sabes qué hiciste allí? Hiciste esto: las notas sueltas son las notas… ahora la figuras son estas: va una corchea con pun… bueno. Ahí si, entonces el tipo va integrando todo ese bloque pero va sustanciando todo. No va dejando cosas aisladas. Ese es el modo de transmisión musical mía hacia mis alumnos. No sé que sistema hagan los demás. Pero yo digo: la música entra primero por el oído, más no por el papel. Entonces cuando tu oyes, ya vas a tener un concepto diferente a cuando vas al papel. Pero si tu vas a aprender por un papel te enseño que el papel a mi no me dice nada. Perdón, digo yo.
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